Leyendo un libro sobre los errores en la transcripción cuando se copiaban los libros a mano me tope con esto:
“En 1715 Wettstein viajó a Inglaterra (como parte de una gira literaria) y consiguió tener acceso al Codex Alexandrinus, un manuscrito que ya tuvimos ocasión de mencionar en relación a Bentley. Al examinarlo, hubo una parte del texto que llamó la atención de Wettstein en particular: uno de esos detalles minúsculos con implicaciones enormes. Se trataba de un pasaje clave de la Primera Epístola a Timoteo.
El pasaje en cuestión, 1 Timoteo 3:16, había sido durante mucho tiempo empleado por los defensores de la teología ortodoxa para respaldar la tesis de que en el Nuevo Testamento se llama Dios a Jesús, pues el texto, en la mayoría de los manuscritos, se refiere a Cristo como «Dios manifestado en la carne, justificado en el Espíritu». Como indiqué en el capítulo anterior, la mayoría de los manuscritos abreviaban los nombres sagrados (los denominados nomina sacra) y eso ocurría en este caso: la palabra griega para Dios (OE) se abreviaba usando dos letras, zeta y sigma (0E), con una línea trazada en la parte superior para indicar que se trataba de una abreviatura. Pues bien, lo que Wettstein advirtió al examinar el Codex Alexandrinus fue que la línea de la parte superior se había trazado con una tinta diferente a la de las palabras que la rodeaban y, por tanto, que parecía deberse a una mano posterior (esto es, a la intervención de otro escriba tiempo después). Además, la línea horizontal en medio de la primera letra, 0, no era en realidad parte de la letra sino una línea que había pasado desde el otro lado del viejo pergamino. En otras palabras, en lugar de ser una abreviatura (zeta, sigma) de «Dios» (01), la palabra se componía en realidad de una ómicron y una sigma (OI) y significaba algo completamente diferente: «quien». La versión original de este manuscrito no hablaba de Cristo como «Dios manifestado en la carne» sino de Cristo «quien ha sido manifestado en la carne». Según el testimonio ofrecido por el Codex Alexandrinus, a Cristo no se le llama explícitamente Dios en este pasaje.
Wettstein prosiguió con sus investigaciones y, a medida que avanzaba, fue descubriendo que otros pasajes que solían usarse para afirmar la doctrina de la divinidad de Cristo también contenían en realidad problemas textuales; en muchos casos, cuando estos problemas se resuelven desde la perspectiva de la crítica textual las referencias a la divinidad de Jesús desaparecen. Esto ocurre, por ejemplo, cuando se prescinde del famoso Comma Johanneum (1 Juan 5:7-8). Y lo mismo sucede en un pasaje de Hechos 20:28 en el que muchos manuscritos hablaban de «la Iglesia de Dios, que él se adquirió con su propia sangre». Aquí parece llamarse a Jesús Dios, pero en el Codex Alexandrinus y en algunos otros manuscritos, el texto se refiere en cambio a «la Iglesia del Señor, que él se adquirió con su propia sangre»: a Jesús se le denomina el Señor, pero no se le identifica de forma explícita con Dios.
Atento a estas dificultades, Wettstein empezó a reconsiderar seriamente sus convicciones teológicas y se volvió receptivo al problema de que el Nuevo Testamento rara vez llama Dios a Jesús, si es que en verdad lo hace”
Y sin embargo se acepta como dogma de fe
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