Odio mi trabajo - Bardruck´s blog

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Saturday, August 15, 2009

Odio mi trabajo

Todo depende de la forma en que se vea... no es cierto, las cosas son como son, pero el como las percibimos es fundamental para el como nos afectan y las reacciones que tenemos ante ellas, por lo que es importante el poder ver las cosas desde el punto de vista de otros para saber por que actuan como lo hacen, en el blog de Francesc Josep encontré esto:

Odio mi trabajo

Mi tra­bajo es jodi­da­mente increíble. Voy a tratar de resumirlo hablando de la gente con la que trabajo:

En primer lugar, está la chica que se cree super­mod­elo. Sí, vale, está muy buena, pero maldita sea es una com­pleta inútil. Está per­ma­nen­te­mente arreglán­dose el pelo o ponién­dose maquil­laje. Es muy egoísta y nunca piensa en las necesi­dades o los deseos de nadie, solo en sí misma. Es tan tonta como una caja de piedras, y resulta sor­pren­dente que tenga el cere­bro sufi­ciente como para con­tin­uar respirando.

La otra chica es total­mente lo con­trario. Podría incluso ser una de las per­sonas más inteligentes del plan­eta. Sus posi­bil­i­dades pro­fe­sion­ales son infini­tas y, sin embargo, aquí está con nosotros. Es un cero en una escala de 1 a 10. No estoy seguro de que se duche, y mucho menos de que se afeite sus zonas ínti­mas. Creo que podría ser les­biana, porque cada vez que andamos por alguna fer­retería, ella gime como un gato en celo.

Pero la joya de la corona debe ser el maldito drogo. Este tipo es algo más que el prome­dio. De hecho, está volado antes de venir a tra­ba­jar, durante el tra­bajo, y seguro de que después del tra­bajo tam­bién. Prob­a­ble­mente no ha estado sobrio nunca en los últi­mos diez años, y tiene sólo 22. Se viste como un beat­nik venido desde la década de 1960, y para empe­o­rar las cosas, se trae el puto perro al tra­bajo. Cada maldito día tengo que ver a ese enorme gran danés dando vueltas alrede­dor y medio colo­cado por el humo ambi­en­tal. Mierda, a veces incluso yo creo que está tratando de hablar con sus con­stantes gruñi­dos. Además ambos están siem­pre ham­bri­en­tos, lo que requiere múlti­ples paradas en McDon­alds y Burger King todos los putos días.

De todos modos, llevo a estos cabrones en mi fur­goneta y resolve­mos mis­te­rios y esa clase de mierda.

4 comments:

Si usted ha entendido esta entrada, no dude en ponerse en contacto conmigo, y gustosamente se la volvere a explicar hasta que no la entienda.

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